Ritos de Paso para Hombres Gay: Cómo Encontrar Comunidad y Hermandad Hoy
Por Upton Rand
Ese Primer Viaje (O Cómo Aún Me Sorprende Estar Vivo)
Tenía dieciséis años cuando hice mi primer viaje solo a Boys Town. Acababa de sacar mi licencia de conducir y me sentía la gran cosa, como todo adolescente con llaves en la mano y sin ningún sentido del peligro. Recogí a mi hermano en O’Hare esa tarde, no porque tuviera muchas ganas de acompañarme en mi aventura de descubrimiento personal, sino porque yo era el que manejaba. No tenía muchas opciones. El asiento del copiloto era el precio de entrada.
Lo que debí haber hecho era repensar mi ruta, porque aprender a manejar en el Loop de Chicago durante la hora pico… ya estuve ahí. Lo hice. Y si estás pensando en intentarlo, te sugiero que lo pienses dos veces.
Pero lo logré. De alguna manera. Y cuando por fin salí del coche y caminé por esas calles, todo cambió. Banderas del orgullo en las ventanas. Parejas tomadas de la mano a plena luz del día, sin miedo a nada. Un vecindario entero que sentía que nos pertenecía.
Me voló la cabeza.
Fue la primera vez que me di cuenta de que no solo estábamos sobreviviendo, estábamos viviendo.
Todos Tenemos Nuestros Primeros (Y No Solo Ese Primero…)
Ese viaje fue mi rito de paso. Y, aunque no lo creas, apuesto a que tú también has tenido el tuyo. O estás a punto.
Todos pasamos por eso.
Momentos que nos sacuden, nos asustan y nos vuelven a armar como una versión más auténtica de nosotros mismos.

1. Tu primer bar gay.
Estás sudando la camisa, fingiendo que sabes pedir un trago, esperando que nadie vea que te tiembla la mano… y luego alguien te sonríe como si pertenecieras ahí. Porque sí.
2. Ver Mean Girls (o Queer as Folk, o Drag Race) y darte cuenta de que al fin entiendes todos los chistes.
De repente, eres parte de una conversación que ha estado pasando desde siempre. Y hablas el idioma con fluidez.
3. Tu primera Marcha del Orgullo.
Lo sientes en el pecho: “Estoy aquí. Soy parte de esto.” Y luego te das cuenta de que olvidaste el bloqueador solar y ahora también eres parte de esta quemadura.
4. Las apps de citas.
Los matches, los ghostings, las charlas incómodas que terminan en algo, en nada o en algo que no sabías que necesitabas.
5. Encontrar tu familia elegida.
Esos que están cuando importa. Los que te llaman la atención cuando la cagas. Los que se quedan.
Boys Town Fue Mi Primer Hogar Gay. El Tuyo Puede Estar Donde Sea.
Para mí fue Boys Town. Para otros es Christopher Street, Wilton Manors o un bar escondido en la carretera donde nadie juzga tu karaoke.
No tiene que ser grande.
Solo tiene que ser tuyo.
Y por si nadie te lo ha dicho: si no tienes un espacio así, puedes crear uno.
Por Qué Importa Ahora (Más Que Nunca)
Te lo digo sin rodeos.
Encendí las noticias por primera vez en meses el otro día. Y me bajoneó. Feo.
Da miedo allá afuera. El tipo de miedo que te hace querer encerrarte, desconectarte y esperar a que pase la tormenta.
Entiendo de dónde viene ese miedo. Lo veo. Lo siento también.
Pero son tiempos como estos los que me recuerdan por qué construimos estas comunidades en primer lugar.
No nos juntamos porque fuera fácil.
Nos juntamos porque era necesario.
Porque estar solos nunca fue suficiente.
Y si estás leyendo esto, necesitas saberlo:
Somos fuertes juntos.
Siempre lo hemos sido.
Y ahora es momento de recordarlo.
La Nueva Hermandad Ya Está Aquí
Algunos todavía aman la vida nocturna (y se lo merecen).
Pero muchos estamos buscando algo diferente.
Conexión sin resacas.
Comunidad sin juicios.
Hermandad sin juegos.
La encuentras en espacios sobrios, en senderos de montaña, alrededor de fogatas, en retiros donde todos son bienvenidos y nadie intenta ser el más guapo de la sala.
(Aunque, si lo eres… pues adelante.)

Constrúyela. Iníciala. Sé Tú el Que Lo Hace.
No tienes que esperar una invitación.
No tienes que esperar a “estar listo”.
Si no hay comunidad donde estás, créala.
Publica un mensaje. Organiza una reunión. Haz una noche de películas o una excursión al bosque.
Lanza la invitación, y te prometo que alguien responderá.
Porque alguien allá afuera está esperando que seas tú el que dé el primer paso.
Este Es el Verdadero Rito de Paso Ahora
No se trata solo de tu primera marcha del Orgullo o tu primer beso en la pista de baile.
Se trata de aparecerte.
Por ti.
Por tu gente.
Por aquellos que aún no saben que te necesitan.
Y cuando lo hagas, te darás cuenta:
No estás solo.
Nunca lo has estado.
Eres parte de algo más grande.
Eres parte de nosotros.
Pensamiento Final
Todavía pienso en ese chico de dieciséis años que apretaba el volante en el tráfico de Chicago, desesperado por encontrar su lugar.
Lo encontró.
Y tú también lo harás.
Si tienes una historia sobre tu primer encuentro con tu comunidad, quiero escucharla. Déjala en los comentarios o mándame un mensaje.
Esta hermandad solo se va a hacer más fuerte.
Y empieza con nosotros.

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